Resumen:
En las sociedades modernas, las libertades económicas individuales,
el respeto al derecho de propiedad y la adopción de esquemas de mercados
competitivos han permitido alcanzar los niveles desarrollo social, económico
y tecnológico que observamos en la actualidad. Como ejemplo podemos
citar a China que ha venido creciendo a tasas promedio de 9% desde hace
dos décadas e India que hace lo propio a tasas promedio de 7% u 8%.
No obstante, dada la naturaleza del principio de competencia, este
complejo proceso resulta ser inherentemente desigual, por lo que no resulta
extraño que en muchos países se observen patrones socioeconómicos y de
distribución de ingreso poco equitativos, lo cual se evidencia en los dos
países anteriormente mencionados.
Los resultados directos derivados de esta problemática son los
elevados niveles de pobreza, tanto relativa como absoluta, del que padecen un gran número de personas en el mundo. Por pobreza relativa se entiende
"tener menos", mientras que por pobreza absoluta se entiende "no tener
suficiente".
Existen teorías que defienden que la pobreza debe medirse por el
acceso a las oportunidades, sin embargo, dicha medición resulta de gran
complejidad, como determinar la cantidad de agua a la cual debería tener
acceso un hogar o cuantos años de educación debería tener un individuo
para no considerarse pobre. Lo que convencionalmente se analiza es la
pobreza a través de medidas de ingreso o consumo. No obstante, no queda
claro bajo qué criterios se debe considerar pobre a una persona u hogar
determinado. Al referirse a la condición de pobreza absoluta, se debe
introducir los conceptos de línea de indigencia y línea de pobreza.
La línea de indigencia se define como el valor monetario de una
canasta de alimentos compuesta por bienes seleccionados por su capacidad
de cubrir adecuadamente las necesidades nutricionales a un costo mínimo.
La línea de pobreza, por su lado, corresponde a la línea de indigencia
corregida por un coeficiente (Engel) que permite incluir los gastos referidos a
otros bienes y servicios (vestimenta, transporte, salud, educación, etc.).
En el cálculo de la línea de indigencia y de pobreza de los hogares se
considera el consumo diferencial de sus miembros de acuerdo a su edad y sexo y se toma como unidad de consumo a un hombre adulto. Una vez que
se establece si un hogar es o no pobre o indigente en función de la
comparación de los ingresos totales que percibe con el valor
correspondiente a ambas líneas es posible estimar el porcentaje de
población bajo la línea de indigencia como el cociente entre los miembros de
los hogares indigentes y el total de la población, por cien. Asimismo, el
porcentaje de población bajo la línea de pobreza se calcula como el cociente
entre los miembros de los hogares pobres y el total de la población, por cien.
La población indigente está incluida entre la población pobre, pero hay
pobres que no son considerados indigentes.
El Banco Mundial utiliza, como líneas de indigencia y de pobreza, las
de 1 dólar o 2 dólares consumidos por persona y día. Sus resultados son
discutibles debido a la diversidad del costo de vida entre países y regiones,
pero para la última fecha disponible (2001) reflejaban un aproximado de
1.000 millones de personas (21%) viviendo con menos de 1 dólar al día (a
paridad de poder adquisitivo) y de 2.700 millones (52%) haciéndolo con 2
dólares diarios.
En los Estados Unidos la línea de pobreza para una sola persona, en
2005, era de 9.57 dólares y para una familia de cuatro personas, 19.35,
calculándose así, oficialmente, el número de pobres: 37 millones, entre un
12 y un 13 por ciento del total de censados.