Resumen:
La magnetoterapia se remonta a épocas muy antiguas. Los griegos
ya la conocían en el 800 antes de Cristo prueba de esto es que
Platón, Aristóteles y Homero la mencionan. La historia egipcia
demuestra que este pueblo poseía conocimientos sorprendentes
acerca de las aplicaciones del magnetismo en su vida cotidiana.
Se dice que Cleopatra tenía, en la tiara que llevaba en su frente, un
imán engarzado para mantenerse siempre joven y bella. Las
aplicaciones terapéuticas ya se realizaban en China en el año 200
antes de Cristo. En los escritos de esa época se afirma que los
metales magnetizados poseen un gran valor curativo natural y que
se los usaba para aliviar el reumatismo y las inflamaciones
articulares.
Un gran número de médicos y sanadores utilizaron los imanes para
curar diferentes problemas médicos hasta el siglo XVI, cuando el
célebre médico Paracelso no sólo abogó por los imanes para curar
trastornos específicos. Paracelso fue uno de los primeros en
postular que la propia Tierra era un gran imán. Tan sólo unos
ochenta años después, el famoso químico francés Louis Pasteur
documentó los descubrimientos que había realizado en relación con
los efectos de los imanes en el proceso de fermentación. El mayor defensor de la terapia magnética durante la segunda mitad
del siglo XIX fue el doctor C. J. Thacher. Este médico explicaba que
la energía de la vida provenía de la fuerza magnética del sol y era
conducida a través de la sangre debido a su alto contenido en hierro.
La magnetoterapia es entonces la utilización de las propiedades
curativas de los imanes en el tratamiento de dolores y
enfermedades específicas. Por ello, cuando se aplica un imán en
una zona del cuerpo afectada por alguna dolencia, sí ésta se debe a
alguna alteración de su estado magnético, el campo del imán
reordenará en este sentido la zona afectada, aliviando el sufrimiento
que producía dicho desorden.
Éste es el principio básico de la Magnetoterapia. En los orígenes de
esta modalidad se utilizaba un imán natural (magnetita, óxido
ferroso-férrico, Fe3 O4), el cual es un mineral cristalizado en masas
compactas de un bello color negro ébano con brillo metálico; pero
ahora, se usan imanes permanentes de hierro, que son de menor
tamaño y, por lo tanto, más manejables, tienen más potencia y su
acción es más rápida y también los electroimanes.
La magnetoterapia, que utiliza campos magnéticos calibrados y
debidamente orientados, también sirve para inhibir de forma
determinante la actuación de bacterias, parásitos, hongos, virus(toxinas) las cuales al ser expuestas en resonancia se despolarizan
y ceden ante una adecuada impactación magnética. Otro efecto
benéfico es el que induce a equilibrar los niveles normales de pH en
el organismo. Activa las disfunciones orgánicas y glandulares.
Consigue una mayor oxigenación, facilita la irrigación sanguínea y
promueve la eliminación de toxinas. Promueve la regresión
progresiva del organismo a sus niveles energéticos normales.