Resumen:
El índice poblacional del país ha crecido vertiginosamente y una de las ciudades que
sufre este aumento es la ciudad de Guayaquil, por la gran cantidad de personas que
emigran desde sus poblaciones rurales a la gran ciudad.
Así como el incremento poblacional es bastante considerable, el incremento de muertes
es innumerable, por diversas situaciones que lamentablemente ocurren cotidianamente,
situaciones inevitables que llevan a pensar en servicios funerarios y cuando llega este
momento muchas veces les toma desprevenidos.
En esos momentos tristes es que recién averiguan sobre estos servicios y
generalmente se elige el más conocido, el entierro en una bóveda, sin tomar en cuenta
que existe otro medio que podría considerarse, incluso mucho más económico, como es
la Cremación.
Ante la falta de espacio físico para la construcción de nuevas Bóvedas, los Nichos
Cinerarios, son una moderna alternativa de destino final que además optimiza el
espacio en los Cementerios.
Esta nueva alternativa es aséptica y sanitaria ya que no hay descomposición del
cuerpo. Esto la hace más higiénica para el medio ambiente, pues no hay emisión de
gases tóxicos que produce el cuerpo cuando se descompone.
Hay quienes creen que cremando un cadáver se procede, de algún modo, a suprimir la
congoja relacionada a la pérdida; nada más alejado de la verdad: la cremación no es
una manera de suprimir el dolor, sino que se trata del proceso de preparar al ser
querido para su lugar de descanso eterno. Al igual que la inhumación, es sólo un
elemento del proceso funerario, y así es como debe abordársela.
La Cremación no remplaza el servicio funerario, ni debería remplazarlo. Al igual que la
inhumación, se trata apenas, de una forma más de disponer de los restos. Sin embargo,
al tener en cuenta la totalidad de las opciones respecto a los funerales, la cremación
resultará parte importante dentro del proceso de conmemoración, pues sirve para
compartir el dolor, celebrar la vida del difunto y superar el duelo mediante el recuerdo.